jueves, 28 de noviembre de 2013

Mapa del crecimiento de la ciudad 1887-2013

Plano de Guayaquil con las diferentes etapas de su crecimiento hasta la conformación de la mancha urbana actual

viernes, 15 de noviembre de 2013

PROCESO DE CRECIMIENTO URBANO DE LA CIUDAD



DESARROLLO DE LA CIUDAD DESDE SU ASENTAMIENTO DEFINITIVO HASTA 1692

A partir de su asentamiento definitivo en el cerro Santa Ana hasta el año 1605, la ciudad experimentó un crecimiento bastante lento, esto en gran parte se debía a que durante el siglo XVI la ciudad había sufrido una serie de calamidades entre ellas un incendio en 1583, una peste en 1589 y un nuevo incendio en 1592.
Hacia fines de ese siglo, Guayaquil era conocida por sus famosos astilleros, lo cual por cierto atraía migrantes que veían en esta actividad una forma de ganarse la vida.
Para el siglo XVII, la ciudad ya era considerada el puerto principal de todo el Reino de Quito y un punto importante de transacción comercial durante la colonia. Más, la llegada de un nuevo siglo no significó que la ciudad escapara de nuevas calamidades: nuevos incendios que hacían desaparecer parte de la ciudad y saqueos y ataques por parte de los piratas.
La ciudad pasó de tener 782 habitantes en 1605 a alrededor de 6.000 en 1678.
Ya para ese entonces era notable la falta de espacio físico para dar cabida a la población, por lo que la gente empezaba a construir sus casas siguiendo la margen del río y también en un espacio intermedio en el que se hallaban cinco esteros: Lázaro, Morillo, Campos, Junco y Villamar.
Esta especie de asentamiento fue considerado una invasión por parte del cabildo, el cual lamentaba que hubiera tantas casas construidas precariamente sobre terrenos que le pertenecían a la ciudad, y lo que es peor, que dichos terrenos no hayan sido pagados ni destinados a dichas personas.
Quien diría que ya en esos años estábamos hablando del tema invasiones, por lo que podemos darnos cuenta de que dicho problema no es actual sino que la ciudad lo arrastra desde hace siglos.
Para mediados del siglo XVII se dio una verdadera revolución en el desarrollo urbano de la ciudad. Hasta ese entonces, la ciudad había estado vinculada estrechamente con el cerro Santa Ana, pero la falta de espacio físico para albergar a la población, sumado al factor incendios dio como resultado que el Cabildo decidiera trasladar la ciudad al sitio conocido como Sabaneta ubicado cerca de un kilómetro al sur de ésta.
La autorización para el traslado de la ciudad se da alrededor del año 1689, pero su conformación como tal duraría unos años, estableciéndose finalmente alrededor de 1692.

LA CREACIÓN DE CIUDAD NUEVA

Para la creación de Ciudad Nueva se adoptó el esquema urbano de cuadrícula en damero o retícula ortogonal. Partiendo de la Plaza Mayor (actual Parque Seminario), se trazaron las calles a cordel siguiendo el eje que determina el río. Debía constar de 24 manzanas ubicadas alrededor de la Plaza y tendría 5 manzanas de frente desde la actual calle Luque hasta Colón y otras 5 de fondo entre las actuales Pichincha a Boyacá.
Cabe mencionar que muchos pobladores de la ciudad inicial en el cerro se opusieron al traslado, lo cual constituye otra de las características propia de la idiosincracia de la ciudad.
Pese a la oposición, la ciudad se trasladó al sitio elegido sin que eso significara que la ciudad inicial asentada en el Cerro Santa Ana desapareciera sino que mas bien comenzaron a interactuar entre ellas. La ciudad inicial empezó a ser llamada Ciudad Vieja mientras la ciudad trazada a cordel en Sabaneta Ciudad Nueva.
Aunque el traslado de la ciudad buscaba conseguir cierto orden, no faltó quien inició el desorden al construir fuera de los límites establecidos para la ciudad en ese entonces.
Fue la orden de los franciscanos los primeros en desacatar las ordenes del cabildo y construir su templo y convento fuera de los límites establecidos para Ciudad Nueva.
Se les había adjudicado un solar entre las calles Chile, Clemente Ballén y Aguirre pero los franciscanos decidieron que el mejor lugar para construir su convento era en su ubicación actual, es decir fuera del límite norte de la ciudad.
El cabildo trató de que los franciscanos acataran las órdenes pero esto no sirvió de nada porque estos fueron persistentes en su afán y finalmente no le quedó al cabildo mas opción que extender el límite norte hasta la actual avenida 9 de octubre que en ese entonces pasó a ser llamada de San Francisco.
Pero como era de esperarse, si los franciscanos pudieron ubicarse donde quisieron ¿Por qué el resto no?. Es así que para 1702 ya se hablaba de la existencia de un barrio extramuros poblado de indígenas ubicado en la zona entre las actuales calles de 9 de octubre a Roca. Su tipología no era muy distinta a las casas palafíticas que vemos en el campo o las actuales invasiones asentadas a las riberas del Salado. Dicha concepción respondía a que el terreno donde se asentaban era lodoso, sumamente inundable y cubierto de espesa vegetación.



GUAYAQUIL EN EL SIGLO XVIII

Desde principios del siglo XVIII, Ciudad Nueva empezó a desarrollarse y a poblarse. En 1709 se comunica ésta con Ciudad Vieja a través de un puente de madera de 800 varas de largo que cruzaba los cinco esteros que atravesaban la zona intermedia.
Para 1763 la ciudad adquiriría una mayor importancia política en el contexto colonial latinoamericano al elevar el Distrito de Guayaquil a la categoría de Gobernación.
A pesar de las grandes inversiones que se hacían para dotar de servicios e infraestructura a Ciudad Nueva y así tratar de hacer desaparecer y despoblar Ciudad Vieja, el crecimiento de ésta no se detuvo si no que más bien sirvió para albergar a artesanos, pescadores, sirvientes, etc.
El espacio existente entre las dos ciudades continuaba su crecimiento de manera desordenada y espontánea, tratando de adaptarse al modelo de cuadrícula en damero de Ciudad Nueva por un lado y por otro tratando de acomodarse en los espacios que quedaban entre los esteros y el terreno fangoso que rodeaba la zona de los cinco esteros.
Para fines del siglo XVIII, se podían diferenciar seis barrios o sectores agrupados alrededor de Ciudad Nueva. Estos barrios eran: Ciudad Vieja, el Barrio del Puente, el Barrio del Bajo, el Barrio del Astillero y el Barrio Nuevo.
El Barrio del Puente se desarrollaba entre Ciudad Nueva y Ciudad Vieja en terrenos anegadizos entre los cinco esteros y a lo largo del puente de 800 varas. Este  barrio presentaba un trazado irregular y desordenado por haber surgido de forma espontánea.
El Barrio del Astillero se ubicaba entre los esteros de Carrión (actual calle Mejía) y el de Lázaro (actual avenida Olmedo). Este barrio nació como una invasión ya que los terrenos donde se asentó estaban destinados desde mucho antes para los Astilleros Reales, más como el proyecto nunca prosperó, con el tiempo el Cabildo terminó por legalizar dicho asentamiento.
El Barrio del Bajo estaba situado al oeste del Barrio del Puente en el sitio conocido como Sabana Grande. Se comenzó a edificar por el año 1738 pero nunca fue densamente poblado por sufrir constantes inundaciones del Estero Salado.
El Barrio Nuevo se ubicaba al sur del estero de Lázaro y creció de tal manera que luego hubo que construir un puente a la altura de la calle Boyacá que lo enlazara con el resto de la ciudad.
Entre fines del siglo XVIII y principios del XIX, la ciudad mantuvo un crecimiento constante pero sin mayor variación en lo que a su trama urbana se refería: calles estrechas, trazado en damero, casas y edificios bajos, etc. Todo lo anterior hacía conservar a la ciudad su carácter colonial.

GUAYAQUIL EN EL SIGLO XIX

Para el siglo XIX en Guayaquil aún podían diferenciarse claramente las dos ciudades: Ciudad Vieja que se mantenía fiel al cerro y Ciudad Nueva con su trama regular de damero. Entre ambas ciudades el Barrio del Puente seguía extendiéndose de manera desordenada ganando terreno al pantano que existía anteriormente y poco a poco iba transformándose en el nexo unificador entre ambas ciudades o sectores.
Durante este siglo se experimentó un notable crecimiento poblacional y territorial de la ciudad debido a dos causas principales: El boom cacaotero y las actividades comerciales que se realizaban en la ciudad.
Producto del boom cacaotero se produce una gran migración de personas de las zonas rurales a la ciudad en busca de trabajo en las haciendas como peones, recolectores, etc.
El incremento de las actividades comerciales produce una migración campo-ciudad debido a que al ser un puerto fluvial, la ciudad se convierte en un lugar de intercambio mercantil y de notable actividad portuaria y agroexportadora que requería igualmente de mano de obra: vendedores, dependientes, estibadores, carpinteros, etc.
Podría también considerarse un tercer punto la cantidad de obra pública y de saneamiento que en afán de cambiar el aspecto de la ciudad se comenzaban a realizar en ésta. Esto creaba también otro imán para los migrantes en busca de trabajo ahora como mano de obra.
Este gran auge de obras y mejoras así como el crecimiento de la ciudad se interrumpe abruptamente y de manera terrible con el llamado Incendio Grande del 5 y 6 de octubre de 1896 en donde se quema gran parte de la Ciudad, desapareciendo bajo los escombros Ciudad Vieja, el Barrio del Puente y una parte de Ciudad Nueva. En este incendio también se reducen a cenizas aquellas zonas que habían sido producto de asentamientos espontáneos.
A pesar de haber sido una catástrofe de grandes magnitudes, la ciudad en lugar de llorar su suerte volvió a levantarse. El incendio y la desaparición de Ciudad Vieja y el Barrio del Puente o Barrio Intermedio termina produciendo la unificación de la ciudad en una sola ya que se decide conservar la trama regular ortogonal para el trazado de la ciudad sobre las zonas quemadas prolongando calles ya existentes.
Pese a que la ciudad se encontraba a puertas del nuevo siglo XX y aunque tuvo que reconstruirse casi íntegramente, esto no motivó un cambio en su concepción original ni significó mayores adelantos constructivos por lo que la ciudad seguiría conservando la imagen de una ciudad mayormente plana de donde sobresalen las iglesias como sus edificios más altos.


GUAYAQUIL EN LOS INICIOS DEL SIGLO XX

Los primeros años del siglo XX se caracterizaron por el auge de una gran cantidad de proyectos para el goce de la burguesía.
El boom cacaotero de mediados y fines del siglo XIX trajo bonanza económica a los exportadores y cacaoteros cuyas grandes fortunas les permitieron darse una vida de lujos y confort en las principales ciudades europeas pero principalmente en París.
Estas estadías en Europa sumado al auge del urbanismo moderno, hizo que se empezaran a crear proyectos para convertir a Guayaquil a imagen de las grandes metrópolis europeas.
El Incendio Grande de 1896 y la posterior reconstrucción de la ciudad fue la oportunidad que muchos vieron de poner en marcha algunos de estos proyectos.
Quizás uno de los proyectos más relevantes de este tipo fue el presentado por la llamada Junta Patriótica del Centenario, que buscaba modificar la ortogonalidad de la cuadrícula urbana y que sería el primer intento por llevar una debida Planificación Urbana de la Ciudad.
Esta propuesta de la Junta Patriótica proponía entre otros puntos:

*Convertir la calle 9 de octubre en una amplia avenida de 14 metros de ancho desde su inicio en el Malecón hasta la Plaza del Centenario.
*Trazado de la Plaza 9 de octubre y ensanche de las calles adyacentes.
*Supresión de la calle Villamil y la consiguiente prolongación de las calles Pichincha y Malecón.
*La urbanización del cerro Santa Ana y del Barrio Las Peñas.
*Creación del Barrio Obrero al oeste de la ciudad con una amplia plaza que se denominaría Plaza del Trabajo.
*Trazado del Parque del Centenario y colocación de la Columna de los Próceres de la Independencia, con la expropiación de 14 manzanas entre las calles Colón, Ayacucho, Chimborazo y Rumichaca.
*Prolongación de la avenida Olmedo que se encuentra en diagonal con respecto a la trama urbana, hasta su intersección con la avenida 9 de octubre.
*Extensión del muro del malecón desde Las Peñas hasta el Mercado Sur ganándole terreno al río.
*Ejecución del Parque Municipal, de tamaño gigantesco y que cubriría aproximadamente 84 manzanas. Estaría ubicado junto al Barrio Obrero, haciendo desaparecer con este proyecto gran parte de los barrios y zonas insalubres.
*Prolongación de la calle Rocafuerte hacia la Hacienda La Atarazana a través de túneles que atravesarían el cerro Santa Ana.

Lamentablemente, muchos de estas propuestas nunca se cumplieron a excepción de la prolongación de la calle Pichincha, el mejoramiento de la avenida 9 de octubre y de la avenida Olmedo y el ensanche del Malecón ganándole terreno al río.
La propuesta de la Junta Patriótica despertó mucha polémica en su época por considerarse que había cosas mucho más importantes a realizarse como por ejemplo el saneamiento de la ciudad en lugar de construir proyectos con el único fin de embellecer la ciudad. También levantó polémica por la cantidad de terrenos a expropiarse para llevar a cabo el Plan Regulador. La propuesta tampoco tuvo el interés del gobierno central y todo quedó en ideas.

Proyecto del Parque Municipal






Proyecto de Arco de Triunfo para el Parque Municipal

GUAYAQUIL Y SU CAMINO AL AÑO 2000

El siglo XX seguía su curso y Guayaquil continuaba su crecimiento territorial y poblacional. Luego de la Revolución Liberal de 1895, se inició lo que podemos denominar “Proceso de urbanización”, que se caracteriza por una configuración territorial concentrada en donde Guayaquil y Quito se convierten en los centros del proceso de urbanización absorbiendo los grandes flujos migratorios de la época producto de las grandes crisis económicas por las que había atravesado el país y que en el caso de la ciudad de guayaquil se refleja en el crecimiento poblacional y territorial.
Luego del Incendio Grande hasta alrededor de 1950, se empieza a experimentar en la ciudad una marcada segregación social y espacial, tan opuestas entre sí que la ciudad creció en dos diferentes direcciones. Primero hacia el suroeste donde se asentó todo el proletariado que surgió de aquellas actividades de exportación y comercio en las cuales fueron requeridos, pero que una vez presentada la crisis económica se vieron sin empleos y por tanto de asentaron en la ciudad en busca de nuevas oportunidades. Por el otro lado estaba la burguesía que dado el capital que poseía podía darse el lujo de construir viviendas en sectores alejados del centro de la ciudad, ahora saturado de actividad comercial y administrativa.
Cabe destacar que uno de los primeros proyectos pioneros de crear barrios alejados del centro de la ciudad para familias pudientes lo constituyó el Barrio del Centenario al sur de la ciudad en 1919.
Mientras en el sector suroeste se asentaban las clases menos favorecidas y en el sur los ricos, el centro de la ciudad se consolidaba y poco a poco la madera en la construcción civil y pública iba siendo sustituida por el hormigón armado, lo cual permitió cambiar la configuración plana de la ciudad al permitir construir edificios en altura. Este es el periodo en el que se construyen los edificios públicos más representativos de la ciudad como el edificio de la Gobernación, el Palacio Municipal o el Hospital General.
En el periodo comprendido entre 1900 y 1930, el valor especulativo del suelo cobra una importancia notable y es precisamente esto lo que ocasiona que la ciudad crezca en poco tiempo hacia el sur y hacia el oeste, mientras que las zonas de vivienda y futuros planes habitacionales y residenciales empiezan a pensarse en el norte.
Grandes zonas que décadas atrás habían sido haciendas como La Saiba o el Guasmo empiezan a ser lotizadas y dan lugar a nuevos barrios como el Centenario.
Para fines de la década del cuarenta, se introduce en Guayaquil el tema de la “vivienda social” con lo que se empiezan a crear los primeros planes de vivienda realizados en las entonces “periferias” de la ciudad. Estos proyectos no tuvieron un impacto urbanístico porque fueron realizados dentro de zonas ya consolidadas o pobladas y porque la escala de los proyectos no era de grandes dimensiones. Se concretan proyectos como el Barrio Grace (1939-1942), el Pasaje 28 de mayo (1938-1945), el Barrio Obrero o del Seguro (1946-1952). En ésta década se construye el Palacio de las Telecomunicaciones (actual correo) en estilo racionalista. Constituye el primer edificio público construido en la ciudad en dicho estilo.
Plano de Guayaquil 1944  con un proyecto de Parque en la zona de la actual Ciudadela Universitaria que nunca se llegó a realizar

Durante la década del cincuenta y en medio del boom bananero se crean nuevos proyectos de vivienda como las Casas colectivas de Gomez Rendón y avenida del Ejército (1950), la ciudadela 9 de octubre (1952-1962) y la ciudadela Bolivariana (1956-1962) que a diferencia de los proyectos anteriores presentaban mayores dimensiones y ocasionaron un cierto impacto urbano al ser concebidas bajo la modalidad de ciudad-jardín. Surge el proyecto de Urdesa y de Miraflores a fines de la década (1958). Los terrenos inundables del oeste empiezan a ser invadidos conformándose definitivamente el Suburbio.
La creación de estos barrios y ciudadelas, revaloriza los terrenos donde se asientan y hace que la población busque nuevas zonas para establecerse, continuando así el proceso de crecimiento urbano hacia el sur y oeste.
Plano Regulador de Guayaquil 1952 (en círculo rojo la zona de la desaparecida Isla San José)

Para la década del sesenta, los excedentes de capital que surgieron a consecuencia del boom bananero hace que la ciudad pueda hacer realidad muchas obras de infraestructura como el Aeropuerto Simón Bolívar (1962), Autoridad Portuaria (1963), el Estadio Modelo, el Coliseo Voltaire Paladines Polo, la creación de las avenidas de las Américas al norte y la 25 de julio al sur. Todas estas obras hicieron que los terrenos circundantes ganaran mayor valor y plusvalía y por ende el interés de la gente se centró en ellos. Así dichos terrenos que habían pertenecido a antiguas haciendas como La Atarazana o Mapasingue empiezan a ser loteadas y compradas por nuevos dueños. Surgen nuevos barrios y urbanizaciones esta vez al norte de la ciudad que se apunta como un nuevo polo de desarrollo. Se siguen consolidando Urdesa y Miraflores, se crean nuevos planes de vivienda como La Atarazana (1966) y urbanizaciones como Los Ceibos (1960).
La creación de Autoridad portuaria y de la avenida 25 de julio a fin de comunicar dicho proyecto con el resto de la ciudad, propicia el crecimiento de ésta hacia el sur sobre todo sobre terrenos de la antigua hacienda El Guasmo de Juan X. Marcos. Es así como empieza a surgir alrededor de Puerto Marítimo lo que conocemos como el Guasmo, que nace como una invasión que da cabida a la fuerza de trabajo que surge con la creación del puerto.
La década del setenta empieza con la inauguración del Puente de la Unidad Nacional que permite la comunicación con el resto del país sin depender de las gabarras y lanchas para cruzar el río hasta Durán. Producto de la bonanza del boom petrolero se emprenden nuevos planes habitacionales al sur como La Saiba, Villamil, Acacias, Praderas, Esteros. El centro se densifica en altura con la creación de edificios en altura en el eje de la avenida 9 de octubre desde Malecón hacia el oeste.
Entre 1972 y 1974 se invaden los cerros y zonas de lo que es Prosperina y Mapasingue. Aquí lo que atrae a los migrantes es la creación de fuentes de trabajo en el naciente sector fabril de la Vía a Daule lo que los hace ubicarse en los alrededores.
Entre 1975 y 1976 surge La Alborada y ciudadelas como Sauces, Samanes, La Garzota, etc.
En la zona sur se sigue consolidando en el periodo entre 1976 y 1979 los Guasmos norte, central y sur y empieza a invadirse el sector suroeste y la isla Trinitaria. Surgen hacia finales de la década Entreríos y La Puntilla en el sector de Samborondón que aún mantenía un aire rural rodeado de arrozales y en  1979 el proyecto de Puerto Azul esta vez en terrenos de Vía a la Costa.
La década de los ochenta llega con una marcada tendencia a continuar las invasiones que surgen ahora por causa de toda la población desempleada que ante la incertidumbre de un futuro digno en sus tierras de origen prefieren quedarse en la ciudad en busca de nuevas oportunidades y mejor vivir.
En esta ocasión las invasiones se asientan en las periferias del norte de la ciudad ya que hacia el sur y el oeste es ya casi imposible dado que el estero limita el crecimiento territorial y dichas zonas ya están densamente pobladas.
La creación de la Vía Perimetral a fin de crear un anillo vial que rodease la ciudad termina por fomentar la invasión de los terrenos aledaños pues estos adquirieron mayor valor al contar con una vía de comunicación. Es así que muchos dueños de tierras las vendían al doble de los que costaban inicialmente y los nuevos dueños a su vez las revendían o lotizaban. A veces se aliaban con dirigentes y creaban cooperativas o se enriquecían con el dinero de personas que necesitaban un lugar donde vivir y que pudieran considerar como de su propiedad.
Todos los terrenos por donde pasó la Vía fueron invadidos sin control y es así como surgen todas las invasiones del norte y noroeste de la ciudad como Bastión Popular, Flor de Bastión, Paraíso de la Flor, El Fortín, etc. Por otro lado en Samborondón se crea la primera urbanización cerrada y privada (Los Lagos) a la que le siguen la creación de otras similares como Río Grande, Aquamarina, Biblos, El Río, El Tornero. Hacia el norte se consolidan nuevas ciudadelas como Urdenor, Urbanor, la zona de la Avenida Las Aguas, Lomas de Urdesa, etc.
Durante la década de los noventa los antiguos sectores considerados como invasiones como el Suburbio o los Guasmos se van consolidando y uniéndose al resto de la trama urbana de la ciudad. Si bien se va mejorando la infraestructura, las tipologías arquitectónicas terminan por hacernos caer en cuenta de su origen. Surgen nuevos asentamientos populares en la zona comprendida entre la Vía a Daule y la Perimetral como Bastión Popular, Montebello, Juan Montalvo entre otras.
Algunos terrenos pertenecientes a la Junta de Beneficencia son vendidos y surgen nuevos proyectos de vivienda como Kennedy Norte. La avenida Orellana recién empieza a tomarse en cuenta como futuro centro bancario-administrativo y surgen proyectos como el Hilton Colón, el World Trade Center, el edificio Centrum (Claro), etc. Durante esta década se consolida el boom de los centros comerciales sobre todo en la zona norte. Sin embargo la crisis bancaria de 1999 frena un montón de proyectos y el establecimiento de la avenida Orellana como posible nuevo polo de desarrollo de proyectos. Los noventa marcan también el fin de una etapa en que el espiritu de los guayaquileños estaba por los pisos debido más que nada a los multiples problemas urbanos y las malas administraciones locales y el olvido por parte de los diferentes gobiernos. Hacia fines de los años 90, en 1998 se lleva a cabo uno de los proyectos municipales que merece nombrarse por su importancia al tratar de volver la mirada hacia aquel centro olvidado. Estamos hablando del Malecón 2000. Su inauguración marcaría el fin del siglo XX.

GUAYAQUIL: AÑO 2000 A LA ACTUALIDAD

Luego de la crisis bancaria de 1999 el sector inmobiliario queda bastante afectado y momentáneamente los proyectos se estancan mientras que otros que estaban planificados y casi listos para empezar a construirse, quedan en el olvido.
Los asentamientos informales no se detienen y continúan dándose en la zona noroeste. Por otro lado el nuevo polo de desarrollo para proyectos inmobiliarios pasa a ser la Vía a Samborondón que hacia finales de los años ochenta había adquirido cierta plusvalía debido a que la Vía se había ensanchado para empatarla al anillo vial que formaba con la Perimetral. Los terrenos que antes fueron haciendas arroceras se empezaban a lotear para construir nuevas urbanizaciones bajo el patrón de privadas y cerradas. La Isla Mocolí empieza a ser urbanizada gracias a la construcción del puente que la une con la Vía a Samborondón.
La vía a la Costa también resulta atractiva aunque no en el grado que resulta la Vía a Samborondón en la primera década del siglo XXI.
A partir de la segunda década de este siglo (2010) la Vía a Samborondón entre La Puntilla y el Km.10 se satura y consolida. Durante la década anterior se la había elevado incluso a Parroquia urbana de Samborondón en el año 2005. El carretero hacia Salitre y la zona de La Aurora empiezan también a ser urbanizadas y dar cabida a nuevos proyectos inmobiliarios. También cobra importancia al nueva Vía Terminal Terrestre-Pascuales para el establecimiento de numerosos proyectos de vivienda.
Por otro lado la Vía a la Costa se consolida actualmente como el nuevo polo de desarrollo y crecimiento que le queda a Guayaquil dentro de su propia jurisdicción. Ello debido también a la revalorización de dichos terrenos ante la futura construcción del nuevo aeropuerto en Daular y los proyectos de ampliación de la vía.
Las miradas también vuelven al centro debido a una reactivación de proyectos inmobiliarios en la zona del Cerro Santa Ana como el Proyecto Ciudad del Río y otros de futuros hoteles. Antiguas zonas residenciales como Alborada y Kennedy empiezan a tener un uso mixto al incluir proyectos inmobiliarios de departamentos y oficinas en altura.