Plano de Guayaquil con las diferentes etapas de su crecimiento hasta la conformación de la mancha urbana actual |
Crecimiento urbano de Guayaquil
jueves, 28 de noviembre de 2013
Mapa del crecimiento de la ciudad 1887-2013
viernes, 15 de noviembre de 2013
PROCESO DE CRECIMIENTO URBANO DE LA CIUDAD
DESARROLLO DE LA CIUDAD DESDE
SU ASENTAMIENTO DEFINITIVO HASTA 1692
A partir de su asentamiento
definitivo en el cerro Santa Ana hasta el año 1605, la ciudad experimentó un
crecimiento bastante lento, esto en gran parte se debía a que durante el siglo
XVI la ciudad había sufrido una serie de calamidades entre ellas un incendio en
1583, una peste en 1589 y un nuevo incendio en 1592.
Hacia fines de ese siglo,
Guayaquil era conocida por sus famosos astilleros, lo cual por cierto atraía
migrantes que veían en esta actividad una forma de ganarse la vida.
Para el siglo XVII, la ciudad ya
era considerada el puerto principal de todo el Reino de Quito y un punto
importante de transacción comercial durante la colonia. Más, la llegada de un
nuevo siglo no significó que la ciudad escapara de nuevas calamidades: nuevos
incendios que hacían desaparecer parte de la ciudad y saqueos y ataques por
parte de los piratas.
La ciudad pasó de tener 782
habitantes en 1605 a
alrededor de 6.000 en 1678.
Ya para ese entonces era notable
la falta de espacio físico para dar cabida a la población, por lo que la gente
empezaba a construir sus casas siguiendo la margen del río y también en un
espacio intermedio en el que se hallaban cinco esteros: Lázaro, Morillo,
Campos, Junco y Villamar.
Esta especie de asentamiento fue
considerado una invasión por parte del cabildo, el cual lamentaba que hubiera
tantas casas construidas precariamente sobre terrenos que le pertenecían a la
ciudad, y lo que es peor, que dichos terrenos no hayan sido pagados ni
destinados a dichas personas.
Quien diría que ya en esos años
estábamos hablando del tema invasiones, por lo que podemos darnos cuenta de que
dicho problema no es actual sino que la ciudad lo arrastra desde hace siglos.
Para mediados del siglo XVII se
dio una verdadera revolución en el desarrollo urbano de la ciudad. Hasta ese
entonces, la ciudad había estado vinculada estrechamente con el cerro Santa
Ana, pero la falta de espacio físico para albergar a la población, sumado al
factor incendios dio como resultado que el Cabildo decidiera trasladar la
ciudad al sitio conocido como Sabaneta ubicado cerca de un kilómetro al sur de
ésta.
La autorización para el traslado
de la ciudad se da alrededor del año 1689, pero su conformación como tal
duraría unos años, estableciéndose finalmente alrededor de 1692.
Para la creación de Ciudad Nueva
se adoptó el esquema urbano de cuadrícula en damero o retícula ortogonal.
Partiendo de la Plaza Mayor
(actual Parque Seminario), se trazaron las calles a cordel siguiendo el eje que
determina el río. Debía constar de 24 manzanas ubicadas alrededor de la Plaza y tendría 5 manzanas
de frente desde la actual calle Luque hasta Colón y otras 5 de fondo entre las
actuales Pichincha a Boyacá.
Cabe mencionar que muchos
pobladores de la ciudad inicial en el cerro se opusieron al traslado, lo cual
constituye otra de las características propia de la idiosincracia de la ciudad.
Pese a la oposición, la ciudad se
trasladó al sitio elegido sin que eso significara que la ciudad inicial
asentada en el Cerro Santa Ana desapareciera sino que mas bien comenzaron a
interactuar entre ellas. La ciudad inicial empezó a ser llamada Ciudad Vieja
mientras la ciudad trazada a cordel en Sabaneta Ciudad Nueva.
Aunque el traslado de la ciudad
buscaba conseguir cierto orden, no faltó quien inició el desorden al construir
fuera de los límites establecidos para la ciudad en ese entonces.
Fue la orden de los franciscanos
los primeros en desacatar las ordenes del cabildo y construir su templo y
convento fuera de los límites establecidos para Ciudad Nueva.
Se les había adjudicado un solar
entre las calles Chile, Clemente Ballén y Aguirre pero los franciscanos
decidieron que el mejor lugar para construir su convento era en su ubicación
actual, es decir fuera del límite norte de la ciudad.
El cabildo trató de que los
franciscanos acataran las órdenes pero esto no sirvió de nada porque estos
fueron persistentes en su afán y finalmente no le quedó al cabildo mas opción
que extender el límite norte hasta la actual avenida 9 de octubre que en ese
entonces pasó a ser llamada de San Francisco.
Pero como era de esperarse, si
los franciscanos pudieron ubicarse donde quisieron ¿Por qué el resto no?. Es
así que para 1702 ya se hablaba de la existencia de un barrio extramuros
poblado de indígenas ubicado en la zona entre las actuales calles de 9 de
octubre a Roca. Su tipología no era muy distinta a las casas palafíticas que
vemos en el campo o las actuales invasiones asentadas a las riberas del Salado.
Dicha concepción respondía a que el terreno donde se asentaban era lodoso,
sumamente inundable y cubierto de espesa vegetación.
GUAYAQUIL EN EL SIGLO XVIII
Desde principios del siglo XVIII,
Ciudad Nueva empezó a desarrollarse y a poblarse. En 1709 se comunica ésta con
Ciudad Vieja a través de un puente de madera de 800 varas de largo que cruzaba
los cinco esteros que atravesaban la zona intermedia.
Para 1763 la ciudad adquiriría
una mayor importancia política en el contexto colonial latinoamericano al
elevar el Distrito de Guayaquil a la categoría de Gobernación.
A pesar de las grandes
inversiones que se hacían para dotar de servicios e infraestructura a Ciudad
Nueva y así tratar de hacer desaparecer y despoblar Ciudad Vieja, el
crecimiento de ésta no se detuvo si no que más bien sirvió para albergar a
artesanos, pescadores, sirvientes, etc.
El espacio existente entre las
dos ciudades continuaba su crecimiento de manera desordenada y espontánea,
tratando de adaptarse al modelo de cuadrícula en damero de Ciudad Nueva por un
lado y por otro tratando de acomodarse en los espacios que quedaban entre los
esteros y el terreno fangoso que rodeaba la zona de los cinco esteros.
Para fines del siglo XVIII, se
podían diferenciar seis barrios o sectores agrupados alrededor de Ciudad Nueva.
Estos barrios eran: Ciudad Vieja, el Barrio del Puente, el Barrio del Bajo, el
Barrio del Astillero y el Barrio Nuevo.
El Barrio del Puente se
desarrollaba entre Ciudad Nueva y Ciudad Vieja en terrenos anegadizos entre los
cinco esteros y a lo largo del puente de 800 varas. Este barrio presentaba un trazado irregular y
desordenado por haber surgido de forma espontánea.
El Barrio del Astillero se
ubicaba entre los esteros de Carrión (actual calle Mejía) y el de Lázaro
(actual avenida Olmedo). Este barrio nació como una invasión ya que los
terrenos donde se asentó estaban destinados desde mucho antes para los
Astilleros Reales, más como el proyecto nunca prosperó, con el tiempo el
Cabildo terminó por legalizar dicho asentamiento.
El Barrio del Bajo estaba situado
al oeste del Barrio del Puente en el sitio conocido como Sabana Grande. Se
comenzó a edificar por el año 1738 pero nunca fue densamente poblado por sufrir
constantes inundaciones del Estero Salado.
El Barrio Nuevo se ubicaba al sur
del estero de Lázaro y creció de tal manera que luego hubo que construir un
puente a la altura de la calle Boyacá que lo enlazara con el resto de la
ciudad.
Entre fines del siglo XVIII y
principios del XIX, la ciudad mantuvo un crecimiento constante pero sin mayor
variación en lo que a su trama urbana se refería: calles estrechas, trazado en
damero, casas y edificios bajos, etc. Todo lo anterior hacía conservar a la
ciudad su carácter colonial.
GUAYAQUIL EN EL SIGLO XIX
Para el siglo XIX en Guayaquil
aún podían diferenciarse claramente las dos ciudades: Ciudad Vieja que se
mantenía fiel al cerro y Ciudad Nueva con su trama regular de damero. Entre
ambas ciudades el Barrio del Puente seguía extendiéndose de manera desordenada
ganando terreno al pantano que existía anteriormente y poco a poco iba
transformándose en el nexo unificador entre ambas ciudades o sectores.
Durante este siglo se experimentó
un notable crecimiento poblacional y territorial de la ciudad debido a dos
causas principales: El boom cacaotero y las actividades comerciales que se
realizaban en la ciudad.
Producto del boom cacaotero se
produce una gran migración de personas de las zonas rurales a la ciudad en
busca de trabajo en las haciendas como peones, recolectores, etc.
El incremento de las actividades
comerciales produce una migración campo-ciudad debido a que al ser un puerto
fluvial, la ciudad se convierte en un lugar de intercambio mercantil y de
notable actividad portuaria y agroexportadora que requería igualmente de mano
de obra: vendedores, dependientes, estibadores, carpinteros, etc.
Podría también considerarse un
tercer punto la cantidad de obra pública y de saneamiento que en afán de
cambiar el aspecto de la ciudad se comenzaban a realizar en ésta. Esto creaba
también otro imán para los migrantes en busca de trabajo ahora como mano de
obra.
Este gran auge de obras y mejoras
así como el crecimiento de la ciudad se interrumpe abruptamente y de manera
terrible con el llamado Incendio Grande del 5 y 6 de octubre de 1896 en donde
se quema gran parte de la
Ciudad, desapareciendo bajo los escombros Ciudad Vieja, el
Barrio del Puente y una parte de Ciudad Nueva. En este incendio también se
reducen a cenizas aquellas zonas que habían sido producto de asentamientos
espontáneos.
A pesar de haber sido una
catástrofe de grandes magnitudes, la ciudad en lugar de llorar su suerte volvió
a levantarse. El incendio y la desaparición de Ciudad Vieja y el Barrio del
Puente o Barrio Intermedio termina produciendo la unificación de la ciudad en
una sola ya que se decide conservar la trama regular ortogonal para el trazado
de la ciudad sobre las zonas quemadas prolongando calles ya existentes.
Pese a que la ciudad se
encontraba a puertas del nuevo siglo XX y aunque tuvo que reconstruirse casi
íntegramente, esto no motivó un cambio en su concepción original ni significó
mayores adelantos constructivos por lo que la ciudad seguiría conservando la
imagen de una ciudad mayormente plana de donde sobresalen las iglesias como sus
edificios más altos.
GUAYAQUIL EN LOS INICIOS DEL SIGLO XX
Los primeros años del siglo XX se
caracterizaron por el auge de una gran cantidad de proyectos para el goce de la
burguesía.
El boom cacaotero de mediados y
fines del siglo XIX trajo bonanza económica a los exportadores y cacaoteros
cuyas grandes fortunas les permitieron darse una vida de lujos y confort en las
principales ciudades europeas pero principalmente en París.
Estas estadías en Europa sumado
al auge del urbanismo moderno, hizo que se empezaran a crear proyectos para
convertir a Guayaquil a imagen de las grandes metrópolis europeas.
El Incendio Grande de 1896 y la
posterior reconstrucción de la ciudad fue la oportunidad que muchos vieron de
poner en marcha algunos de estos proyectos.
Quizás uno de los proyectos más
relevantes de este tipo fue el presentado por la llamada Junta Patriótica del
Centenario, que buscaba modificar la ortogonalidad de la cuadrícula urbana y
que sería el primer intento por llevar una debida Planificación Urbana de la Ciudad.
Esta propuesta de la Junta Patriótica proponía entre
otros puntos:
*Convertir la calle 9 de octubre
en una amplia avenida de 14
metros de ancho desde su inicio en el Malecón hasta la Plaza del Centenario.
*Trazado de la Plaza 9 de octubre y
ensanche de las calles adyacentes.
*Supresión de la calle Villamil y
la consiguiente prolongación de las calles Pichincha y Malecón.
*La urbanización del cerro Santa
Ana y del Barrio Las Peñas.
*Creación del Barrio Obrero al
oeste de la ciudad con una amplia plaza que se denominaría Plaza del Trabajo.
*Trazado del Parque del
Centenario y colocación de la
Columna de los Próceres de la Independencia, con
la expropiación de 14 manzanas entre las calles Colón, Ayacucho, Chimborazo y
Rumichaca.
*Prolongación de la avenida
Olmedo que se encuentra en diagonal con respecto a la trama urbana, hasta su
intersección con la avenida 9 de octubre.
*Extensión del muro del malecón
desde Las Peñas hasta el Mercado Sur ganándole terreno al río.
*Ejecución del Parque Municipal,
de tamaño gigantesco y que cubriría aproximadamente 84 manzanas. Estaría
ubicado junto al Barrio Obrero, haciendo desaparecer con este proyecto gran
parte de los barrios y zonas insalubres.
*Prolongación de la calle
Rocafuerte hacia la Hacienda La
Atarazana a través de túneles que atravesarían el cerro Santa Ana.
Lamentablemente, muchos de estas
propuestas nunca se cumplieron a excepción de la prolongación de la calle
Pichincha, el mejoramiento de la avenida 9 de octubre y de la avenida Olmedo y
el ensanche del Malecón ganándole terreno al río.
La propuesta de la Junta Patriótica despertó mucha
polémica en su época por considerarse que había cosas mucho más importantes a
realizarse como por ejemplo el saneamiento de la ciudad en lugar de construir
proyectos con el único fin de embellecer la ciudad. También levantó polémica
por la cantidad de terrenos a expropiarse para llevar a cabo el Plan Regulador.
La propuesta tampoco tuvo el interés del gobierno central y todo quedó en
ideas.
Proyecto del Parque Municipal |
Proyecto de Arco de Triunfo para el Parque Municipal |
GUAYAQUIL Y SU CAMINO AL AÑO 2000
El siglo XX seguía su curso y
Guayaquil continuaba su crecimiento territorial y poblacional. Luego de la Revolución Liberal
de 1895, se inició lo que podemos denominar “Proceso de urbanización”, que se
caracteriza por una configuración territorial concentrada en donde Guayaquil y
Quito se convierten en los centros del proceso de urbanización absorbiendo los
grandes flujos migratorios de la época producto de las grandes crisis
económicas por las que había atravesado el país y que en el caso de la ciudad
de guayaquil se refleja en el crecimiento poblacional y territorial.
Luego del Incendio Grande hasta
alrededor de 1950, se empieza a experimentar en la ciudad una marcada
segregación social y espacial, tan opuestas entre sí que la ciudad creció en
dos diferentes direcciones. Primero hacia el suroeste donde se asentó todo el
proletariado que surgió de aquellas actividades de exportación y comercio en
las cuales fueron requeridos, pero que una vez presentada la crisis económica se
vieron sin empleos y por tanto de asentaron en la ciudad en busca de nuevas
oportunidades. Por el otro lado estaba la burguesía que dado el capital que
poseía podía darse el lujo de construir viviendas en sectores alejados del
centro de la ciudad, ahora saturado de actividad comercial y administrativa.
Cabe destacar que uno de los
primeros proyectos pioneros de crear barrios alejados del centro de la ciudad
para familias pudientes lo constituyó el Barrio del Centenario al sur de la
ciudad en 1919.
Mientras en el sector suroeste se
asentaban las clases menos favorecidas y en el sur los ricos, el centro de la
ciudad se consolidaba y poco a poco la madera en la construcción civil y
pública iba siendo sustituida por el hormigón armado, lo cual permitió cambiar
la configuración plana de la ciudad al permitir construir edificios en altura.
Este es el periodo en el que se construyen los edificios públicos más
representativos de la ciudad como el edificio de la Gobernación, el
Palacio Municipal o el Hospital General.
En el periodo comprendido entre
1900 y 1930, el valor especulativo del suelo cobra una importancia notable y es
precisamente esto lo que ocasiona que la ciudad crezca en poco tiempo hacia el
sur y hacia el oeste, mientras que las zonas de vivienda y futuros planes
habitacionales y residenciales empiezan a pensarse en el norte.
Grandes zonas que décadas atrás
habían sido haciendas como La
Saiba o el Guasmo empiezan a ser lotizadas y dan lugar a
nuevos barrios como el Centenario.
Para fines de la década del cuarenta,
se introduce en Guayaquil el tema de la “vivienda social” con lo que se
empiezan a crear los primeros planes de vivienda realizados en las entonces
“periferias” de la ciudad. Estos proyectos no tuvieron un impacto urbanístico
porque fueron realizados dentro de zonas ya consolidadas o pobladas y porque la
escala de los proyectos no era de grandes dimensiones. Se concretan proyectos
como el Barrio Grace (1939-1942), el Pasaje 28 de mayo (1938-1945), el Barrio
Obrero o del Seguro (1946-1952). En ésta década se construye el Palacio de las
Telecomunicaciones (actual correo) en estilo racionalista. Constituye el primer
edificio público construido en la ciudad en dicho estilo.
Plano de Guayaquil 1944 con un proyecto de Parque en la zona de la actual Ciudadela Universitaria que nunca se llegó a realizar |
Durante la década del cincuenta y
en medio del boom bananero se crean nuevos proyectos de vivienda como las Casas
colectivas de Gomez Rendón y avenida del Ejército (1950), la ciudadela 9 de
octubre (1952-1962) y la ciudadela Bolivariana (1956-1962) que a diferencia de
los proyectos anteriores presentaban mayores dimensiones y ocasionaron un
cierto impacto urbano al ser concebidas bajo la modalidad de ciudad-jardín.
Surge el proyecto de Urdesa y de Miraflores a fines de la década (1958). Los
terrenos inundables del oeste empiezan a ser invadidos conformándose
definitivamente el Suburbio.
La creación de estos barrios y
ciudadelas, revaloriza los terrenos donde se asientan y hace que la población
busque nuevas zonas para establecerse, continuando así el proceso de
crecimiento urbano hacia el sur y oeste.
Plano Regulador de Guayaquil 1952 (en círculo rojo la zona de la desaparecida Isla San José) |
Para la década del sesenta, los
excedentes de capital que surgieron a consecuencia del boom bananero hace que
la ciudad pueda hacer realidad muchas obras de infraestructura como el
Aeropuerto Simón Bolívar (1962), Autoridad Portuaria (1963), el Estadio Modelo,
el Coliseo Voltaire Paladines Polo, la creación de las avenidas de las Américas
al norte y la 25 de julio al sur. Todas estas obras hicieron que los terrenos
circundantes ganaran mayor valor y plusvalía y por ende el interés de la gente
se centró en ellos. Así dichos terrenos que habían pertenecido a antiguas
haciendas como La Atarazana
o Mapasingue empiezan a ser loteadas y compradas por nuevos dueños. Surgen
nuevos barrios y urbanizaciones esta vez al norte de la ciudad que se apunta
como un nuevo polo de desarrollo. Se siguen consolidando Urdesa y Miraflores,
se crean nuevos planes de vivienda como La Atarazana (1966) y urbanizaciones como Los Ceibos
(1960).
La creación de Autoridad
portuaria y de la avenida 25 de julio a fin de comunicar dicho proyecto con el
resto de la ciudad, propicia el crecimiento de ésta hacia el sur sobre todo
sobre terrenos de la antigua hacienda El Guasmo de Juan X. Marcos. Es así como
empieza a surgir alrededor de Puerto Marítimo lo que conocemos como el Guasmo,
que nace como una invasión que da cabida a la fuerza de trabajo que surge con
la creación del puerto.
La década del setenta empieza con
la inauguración del Puente de la Unidad
Nacional que permite la comunicación con el resto del país
sin depender de las gabarras y lanchas para cruzar el río hasta Durán. Producto
de la bonanza del boom petrolero se emprenden nuevos planes habitacionales al
sur como La Saiba,
Villamil, Acacias, Praderas, Esteros. El centro se densifica en altura con la
creación de edificios en altura en el eje de la avenida 9 de octubre desde
Malecón hacia el oeste.
Entre 1972 y 1974 se invaden los
cerros y zonas de lo que es Prosperina y Mapasingue. Aquí lo que atrae a los
migrantes es la creación de fuentes de trabajo en el naciente sector fabril de la Vía a Daule lo que los hace
ubicarse en los alrededores.
Entre 1975 y 1976 surge La Alborada y ciudadelas
como Sauces, Samanes, La
Garzota, etc.
En la zona sur se sigue
consolidando en el periodo entre 1976 y 1979 los Guasmos norte, central y sur y
empieza a invadirse el sector suroeste y la isla Trinitaria. Surgen hacia
finales de la década Entreríos y La
Puntilla en el sector de Samborondón que aún mantenía un aire
rural rodeado de arrozales y en 1979 el
proyecto de Puerto Azul esta vez en terrenos de Vía a la Costa.
La década de los ochenta llega
con una marcada tendencia a continuar las invasiones que surgen ahora por causa
de toda la población desempleada que ante la incertidumbre de un futuro digno
en sus tierras de origen prefieren quedarse en la ciudad en busca de nuevas
oportunidades y mejor vivir.
En esta ocasión las invasiones se
asientan en las periferias del norte de la ciudad ya que hacia el sur y el
oeste es ya casi imposible dado que el estero limita el crecimiento territorial
y dichas zonas ya están densamente pobladas.
La creación de la Vía Perimetral a fin de crear
un anillo vial que rodease la ciudad termina por fomentar la invasión de los
terrenos aledaños pues estos adquirieron mayor valor al contar con una vía de
comunicación. Es así que muchos dueños de tierras las vendían al doble de los
que costaban inicialmente y los nuevos dueños a su vez las revendían o
lotizaban. A veces se aliaban con dirigentes y creaban cooperativas o se
enriquecían con el dinero de personas que necesitaban un lugar donde vivir y
que pudieran considerar como de su propiedad.
Todos los terrenos por donde pasó
la Vía fueron
invadidos sin control y es así como surgen todas las invasiones del norte y
noroeste de la ciudad como Bastión Popular, Flor de Bastión, Paraíso de la Flor, El Fortín, etc. Por
otro lado en Samborondón se crea la primera urbanización cerrada y privada (Los
Lagos) a la que le siguen la creación de otras similares como Río Grande,
Aquamarina, Biblos, El Río, El Tornero. Hacia el norte se consolidan nuevas
ciudadelas como Urdenor, Urbanor, la zona de la Avenida Las Aguas, Lomas de
Urdesa, etc.
Durante la década de los noventa
los antiguos sectores considerados como invasiones como el Suburbio o los
Guasmos se van consolidando y uniéndose al resto de la trama urbana de la
ciudad. Si bien se va mejorando la infraestructura, las tipologías
arquitectónicas terminan por hacernos caer en cuenta de su origen. Surgen
nuevos asentamientos populares en la zona comprendida entre la Vía a Daule y la Perimetral como Bastión
Popular, Montebello, Juan Montalvo entre otras.
Algunos terrenos pertenecientes a
la Junta de
Beneficencia son vendidos y surgen nuevos proyectos de vivienda como Kennedy
Norte. La avenida Orellana recién empieza a tomarse en cuenta como futuro
centro bancario-administrativo y surgen proyectos como el Hilton Colón, el
World Trade Center, el edificio Centrum (Claro), etc. Durante esta década se
consolida el boom de los centros comerciales sobre todo en la zona norte. Sin
embargo la crisis bancaria de 1999 frena un montón de proyectos y el
establecimiento de la avenida Orellana como posible nuevo polo de desarrollo de
proyectos. Los noventa marcan también el fin de una etapa en que el espiritu de
los guayaquileños estaba por los pisos debido más que nada a los multiples
problemas urbanos y las malas administraciones locales y el olvido por parte de
los diferentes gobiernos. Hacia fines de los años 90, en 1998 se lleva a cabo
uno de los proyectos municipales que merece nombrarse por su importancia al
tratar de volver la mirada hacia aquel centro olvidado. Estamos hablando del
Malecón 2000. Su inauguración marcaría el fin del siglo XX.
GUAYAQUIL: AÑO 2000 A
LA ACTUALIDAD
Luego de la crisis bancaria de
1999 el sector inmobiliario queda bastante afectado y momentáneamente los
proyectos se estancan mientras que otros que estaban planificados y casi listos
para empezar a construirse, quedan en el olvido.
Los asentamientos informales no
se detienen y continúan dándose en la zona noroeste. Por otro lado el nuevo polo
de desarrollo para proyectos inmobiliarios pasa a ser la Vía a Samborondón que hacia
finales de los años ochenta había adquirido cierta plusvalía debido a que la Vía se había ensanchado para
empatarla al anillo vial que formaba con la Perimetral. Los
terrenos que antes fueron haciendas arroceras se empezaban a lotear para
construir nuevas urbanizaciones bajo el patrón de privadas y cerradas. La
Isla Mocolí empieza a ser urbanizada
gracias a la construcción del puente que la une con la Vía a Samborondón.
La vía a la Costa también resulta
atractiva aunque no en el grado que resulta la Vía a Samborondón en la primera década del siglo
XXI.
A partir de la segunda década de
este siglo (2010) la Vía
a Samborondón entre La
Puntilla y el Km.10 se satura y consolida. Durante la década
anterior se la había elevado incluso a Parroquia urbana de Samborondón en el
año 2005. El carretero hacia Salitre y la zona de La Aurora empiezan también a
ser urbanizadas y dar cabida a nuevos proyectos inmobiliarios. También cobra importancia
al nueva Vía Terminal Terrestre-Pascuales para el establecimiento de numerosos
proyectos de vivienda.
Por otro lado la Vía a la Costa se consolida
actualmente como el nuevo polo de desarrollo y crecimiento que le queda a
Guayaquil dentro de su propia jurisdicción. Ello debido también a la
revalorización de dichos terrenos ante la futura construcción del nuevo
aeropuerto en Daular y los proyectos de ampliación de la vía.
Las miradas también vuelven al
centro debido a una reactivación de proyectos inmobiliarios en la zona del
Cerro Santa Ana como el Proyecto Ciudad del Río y otros de futuros hoteles.
Antiguas zonas residenciales como Alborada y Kennedy empiezan a tener un uso
mixto al incluir proyectos inmobiliarios de departamentos y oficinas en altura.
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